La Tapa substituye al Toro ¡ole¡ole¡

Publicado en por chef ABDUL

 
Toro

Ahora va de tapas, en similitud al sushi, parece ser que las tapas tienen un futuro prometedor fuera y dentro de nuestras fronteras. Recuerdo, durante este verano, la lectura de un amplio reportaje en “la Vanguardia” sobre un significativo número de restauradores barceloneses que apostaban por el producto que se redescubría como original, casi inusitado, gracias a su asequible precio. Pero fuera de nuestra zona geográfica, parte de nuestro sector se ha concentrado en un periplo internacional para lanzar las tapas en el globo y el más allá, si es que existe. Las tapas concebidas como producto barato, pero original y exótico allí donde aterriza. El mejor momento para darlas a conocer.

Años atrás las tapas se hacían un importante hueco entre la población nacional que las recibía con entusiasmo por ser un producto variado que permite, aquello que tanto gusta: picotear durante la comida y la cena. Hoy por hoy, la tapa ya no solo es una digna elaboración culinaria, pues el concepto que engloba ir de tapas tiene su propia escena: es sobreentendido como un ambiente especial que garantiza diversión, distracción y disfrute; una completa experiencia gastronómica con principio y final feliz. Así es como se entiende el concepto “tapeo” en España, gracias al salero del sur de donde es original la tapa. Y así es como deberíamos darlo a conocer en el extranjero. Pues ir de tapas no es que eclipse a la típica degustación del producto, pero el énfasis mora en la experiencia.
Un plato creativo, variado que se descubre en territorios comanches como el gran tesoro gastronómico, valorado, sobretodo en la actualidad, por su precio. Y bien, las tapas nos darán un plus en el reconocimiento gastronómico español. Conquistaremos de nuevo el apetito y gusto internacional. Aprovechando la moda hacia la gastronomía española, lanzar un plato, variedad asequible que cumpla con las posibilidades económicas de la actual sociedad mundial, además de las expectativas organolépticas y emocionales de tan exigente consumidor. Pues sin olvidar su precio, ¿a quién no le gusta ir de tapas? La experiencia como un estilo de vida; gozar y comer, comer y gozar. La gracia, la maestría, sería saber traducir nuestro gran modelo gastronómico: la tapa al mundo entero. Pues si bien, el reputado sushi es un producto un tanto más complicado porque hay quien repele los alimentos crudos, o la famosa comida mejicana por su predilección hacia el picante. Las tapas no tienen obstáculos en lo que a gustos se refiere, un sinnúmero de ingredientes y variedades que conforman la elaboración, sin límites creativos, sin límites de condición, puesto que dentro del auténtico producto existen cientos de productos, diferentes en sabor en olor y en color, sin que ninguna frontera gustativa pueda etiquetar a la tapa.

Hace algunas semanas, cocineros y chefs reconocidísimos de nuestro país apostaban por internacionalizar la tapa y seguir conquistando la gastronomía mundial con nuestro popular producto. Por lo que he visto y leído, está claro que el llamamiento e iniciativa se ha tomado en serio y la tapa está dispuesta a dar la vuelta el mundo en 80 días. La tapa española define bien la cultura de nuestro país, sería un buen símbolo nacional, que sin menospreciar al toro, podría sustituirlo como la natural evolución de un país que cada vez es más reconocido por su gastronomía.
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